Científicos recrean música de Pink Floyd para comprender cómo el cerebro procesa palabras y melodías
En un emocionante avance científico, investigadores han logrado entrenar a una computadora para analizar la actividad cerebral de una persona mientras escucha música y, a partir de esos patrones neuronales, recrear una canción. Esta investigación, publicada recientemente, resultó en una versión reconocible de la icónica canción de Pink Floyd de 1979, "Another Brick in the Wall (Part 1)".
El estudio se basó en la grabación de la actividad cerebral de 29 pacientes con epilepsia que tenían electrodos implantados en sus cerebros como parte de su tratamiento. Estos electrodos proporcionaron una oportunidad única para registrar la actividad cerebral mientras los pacientes escuchaban música.
La elección de la canción de Pink Floyd se debió en parte al gusto de los pacientes mayores por ella. Los investigadores consideraron importante seleccionar una canción que los voluntarios disfrutaran para obtener datos de calidad. Además, la canción incluye tanto letras como partes instrumentales, lo que permitió a los científicos comprender cómo el cerebro procesa las palabras y la melodía.
El análisis de los datos reveló una ubicación en el lóbulo temporal del cerebro que se activaba cuando los voluntarios escuchaban partes específicas de la canción, lo que sugiere su participación en la percepción del ritmo.
Este descubrimiento es un paso importante hacia la creación de dispositivos de comunicación más expresivos para personas que no pueden hablar, como aquellos con enfermedades neurológicas que afectan su producción vocal. Aunque se ha logrado avanzar en la extracción de palabras a partir de señales cerebrales en el pasado, la comunicación humana también implica elementos prosódicos, como el tono y la musicalidad, que hacen que el habla sea más animada y emotiva.
El objetivo final es desarrollar "prótesis del habla" que no solo transmitan el contenido del mensaje de una persona, sino que también retengan la musicalidad, el ritmo y la emoción del habla natural.
El proceso de reconstrucción de la música a partir de las señales cerebrales involucró el uso de 128 bandas de frecuencia y múltiples modelos de computadora. Si bien las recreaciones resultantes de la canción de Pink Floyd eran reconocibles, presentaban diferencias notables debido a la variabilidad en la colocación de los electrodos y las características personales de los pacientes.
A pesar de que la calidad del sonido aún tiene margen de mejora y que la grabación parece "bajo el agua", este logro representa un avance significativo en la comprensión de cómo el cerebro procesa la música y cómo se puede utilizar esta información para ayudar a las personas con dificultades de comunicación.
Además, este estudio resaltó las diferencias entre la música y el habla en la actividad cerebral, con el lado derecho del cerebro más activo al escuchar música y el izquierdo al escuchar un discurso sencillo.
Esta investigación no solo ofrece una visión fascinante de la relación entre la música y el cerebro, sino que también allana el camino para dispositivos de comunicación más efectivos y expresivos para quienes enfrentan desafíos en su capacidad de hablar.