Vivir en una ciudad como la CDMX, puede resultar estresante y generar ansiedad.
En nuestro país, se ha incrementado el número de personas que presentan algún grado de estrés, de acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 2018, reveló que 75 por ciento de los mexicanos padece estrés y esto nos pone a la cabeza de un listado en el que se encuentran China, con 73 por ciento, y Estados Unidos, con 59 por ciento.
Existen muchas razones por las que este aumento se ha presentado en nuestro país, la inseguridad y la desigualdad social como detonadores principales, ya que tenemos temores acerca de sufrir algún tipo de situación de violencia, no poder satisfacer las necesidades básicas, el riesgo de perder la posición social y la seguridad financiera para nosotros o nuestros hijos.
Sin embargo, según un artículo de la revista Times, en los últimos años, se ha obtenido una mayor comprensión de esta epidemia llamada estrés (que, debe decirse, es significativamente diferente de los trastornos de ansiedad clínica o los diagnósticos relacionados que merecen consulta con un médico). Podemos usar el conocimiento aprendido para ayudar a protegernos de muchas de sus consecuencias. Aquí te decimos cómo:
Construir conexiones sociales
Tener redes sociales fuertes, especialmente si incluyen confidentes cercanos, nos ayudan a recuperar nuestro equilibrio emocional y controlar nuestra ansiedad. Los beneficios psicológicos son bien conocidos, y las redes sociales se vuelven aún más importantes cuando el estrés ambiental aumenta bruscamente. Pero también, biológicamente, se liberan las hormonas serotonina y oxitocina que producen "buenas sensaciones".
El compromiso social en sí mismo también promueve el funcionamiento de la corteza prefrontal, la parte del cerebro que utilizamos para regular nuestras emociones y tomar decisiones reflexivas.
Ser consciente
También podemos protegernos de la epidemia de estrés al ejercitar la atención consciente que nos permite concentrarnos en lo que está sucediendo; en el momento presente, en lugar de caer en la ira o el remordimiento del pasado, o el miedo al futuro. Practicar la atención plena de manera regular, mejora las funciones cerebrales que aumentan nuestra capacidad para evitar respuestas excesivas al estrés. Tomar un tiempo lejos del flujo incesante de estresores sociales, ahora constantemente presente debido a la exposición 24/7 a las redes sociales digitales y las noticias en línea, puede ayudar. Pero desaparecer por completo de la escena genera estrés adicional; las personas carecen de información y se preocupan por lo que deberían estar haciendo.
Retomar el control
Una percepción de falta de control es uno de los factores más debilitantes en términos de biología del estrés: en extremo, la impotencia aprendida nos deja destrozados. Podemos buscar oportunidades para expandir nuestro sentido de control, tanto en el trabajo como en la vida cotidiana, mediante la afirmación y la búsqueda de asociaciones beneficiosas. Sin embargo, hay límites: percibir que tenemos control donde la realidad es lo contrario es de corta duración. Pero incluso planear ejercer más control y tomar medidas iniciales para implementar un plan puede tener efectos beneficiosos.
Mantenerse físicamente activo
La actividad física reduce directamente el exceso de cortisol, también conocido como la hormona de "lucha o huida", ya que su trabajo es hacer que haya más energía disponible en situaciones estresantes, utilizando esa energía. Esto funciona para disipar el cortisol que puede estar persistiendo por problemas en el trabajo o en el hogar. También proporciona una serie de beneficios directos a muchas dificultades relacionadas con el estrés (obesidad, diabetes, trastornos metabólicos), pero también en un mayor funcionamiento del cerebro que respalda la autorregulación.
Evite las trampas de alcohol y "comida reconfortante"
Ciertas elecciones que hacemos pueden reducir el estrés temporalmente, pero luego tienen efectos negativos a largo plazo sobre la salud y el bienestar. Los “alimentos reconfortantes” con alto contenido de calorías y grasas contrarrestan el cortisol, pero corren el riesgo de aumentar las posibilidades de enfermedades cardíacas y otros trastornos. De la misma manera, sustancias como el alcohol y otras drogas pueden aliviar brevemente la sensación de estar demasiado estresados y agitados, pero corren el riesgo de convertirse en una solución "recurrente" que puede causar serios problemas en el futuro.
Ser conscientes de los principales factores estresantes que están impulsando la epidemia de estrés existente es un primer paso, pero no existe algo que resuelve todo como por arte de magia.
Hacer uso de nuestras conexiones sociales, practicar la atención consciente, recuperar el control, mantenernos físicamente activos; son vías basadas en la evidencia para lidiar con el estrés. No hay atajos, pero los esfuerzos persistentes darán resultado.
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