Aquí te decimos cómo podemos reducir la "fatiga de las videollamadas” con estos sencillos consejos.
Típico que nuestra pantalla se congela, hay un eco extraño, una docena de cabezas te miran fijamente. Además están las reuniones de trabajo, las reuniones individuales y luego, una vez que terminas el día, las reuniones con amigos y familiares.
¿Qué es exactamente lo que nos cansa?
BBC Worklife habló con Gianpiero Petriglieri y Marissa Shuffler, profesora asociada de la Universidad de Clemson, dos expertos en el bienestar en el lugar de trabajo y la efectividad del trabajo en equipo, para conocer sus puntos de vista.
¿Es más difícil la videollamada? ¿Qué es diferente en comparación con la comunicación cara a cara?
Las videollamadas nos obligan a trabajar más para procesar las señales no verbales como las expresiones faciales, el tono de la voz y el lenguaje corporal; Prestar más atención a estos consume mucha energía.
Nuestras mentes están juntas cuando nuestros cuerpos sienten que no lo estamos. Esa disonancia, hace que las personas tengan sentimientos encontrados, es agotador. No puedes relajarte en la conversación de forma natural.
¿Cómo están contribuyendo las circunstancias actuales?
Las videollamadas vienen con factores estresantes adicionales, si bien nuestra fatiga no se puede atribuir únicamente a eso. Nuestras circunstancias actuales, ya sea encierro, cuarentena, trabajar desde casa o de otra manera, también contribuyen.
¿Por qué podría ser agotador una llamada con amigos?
Muchos de nosotros estamos haciendo chats grupales por primera vez, ya sea cocinando y comiendo una cena virtual, asistiendo a una reunión universitaria o organizando una fiesta de cumpleaños para un amigo.
Si la llamada está destinada a ser divertida, dependerá si te unes porque quieres o porque sientes que debes hacerlo, para que lo disfrutes.
Si lo ves como una obligación, eso significa más tiempo que estás invirtiendo en línea en lugar de tener un descanso.
Consejos para sentir menos fatiga en videollamadas:
Ambos expertos sugieren limitar las videollamadas a las que sean necesarias.
La cámara debe ser opcional y, en general, debe entenderse que las cámaras no siempre tienen que estar encendidas durante cada reunión.
Tener la pantalla apagada a un lado, en lugar de en línea recta, también podría ayudar a concentrarnos, particularmente en las reuniones grupales puede ser menos agotador.
En algunos casos, vale la pena considerar si la videollamada es realmente la opción más eficiente. Cuando se trata de trabajar, los archivos compartidos con notas claras pueden ser una mejor opción que evite la sobrecarga de información.
Tomarse un tiempo durante las reuniones para ponerse al día antes de sumergirse en los negocios. Es una manera de volver a conectarnos con el mundo, y de mantener la confianza y reducir la fatiga y la preocupación.
Construir períodos de transición entre las reuniones de video también puede ayudarnos a refrescarnos: intenta estirarte, tomar agua o hacer un poco de ejercicio.
Los límites y las transiciones son importantes; necesitamos poder dejar a un lado una identidad y luego pasar a otra a medida que nos movemos entre el trabajo y las personas cercanas.
Aún no sabemos cuando podremos regresar a la normalidad, mientras tanto mantengámonos lo mejor posible y aprovechemos los consejos de los expertos en salud y en casa.
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