Hace muchos años, hablar de respaldo de información implicaba una serie de complicaciones por si misma, en 1960 se utilizaban tarjetas perforadas, hechas de cartulina con aberturas según el código binario. Método que se utilizó hasta mediados de la década de 1970, cuando aparecieron las cintas magnéticas.

Las cintas magnéticas o disquetes fueron una gran innovación de 1980 y 1990; para una demanda de uso portátil, fueron muy prácticos para compartir información, hacer copias de seguridad, transferir datos y sobretodo juegos de computadora. A pesar de su ventaja al ser portátiles y de buen tamaño, eran muy vulnerables al polvo y a la contaminación de campos magnéticos externos, por lo que se sustituyeron por los CD’s en 1985 y muy pronto los DVD’s con mayor capacidad, hasta desaparecer los disquetes por completo en el 2000.

¿Quién no guarda un famoso CD con MP3 en algún cajón? Pero ya en el 2000, IBM y Trek Technology fueron las primeras empresas en vender las memorias USB, un dispositivo que se conecta a un puerto USB y que utiliza memoria flash para guardar información digital. Por su cómodo tamaño y capacidad de almacenamiento, han sido un éxito hasta el día de hoy.

Sin embargo, las memorias USB, tienen limitaciones, por lo que para almacenar grandes cantidades de información se crearon los discos duros portátiles, que también son vulnerables a los golpes y se deben de cuidar mucho para no dañar la información almacenada, por lo que surge la nube.

En términos simples, la nube permite almacenar y acceder a datos y programas a través de Internet en lugar del disco duro de su computadora.

La nube es solo una metáfora de internet.
Se remonta a los días de los diagramas de flujo y a las presentaciones que representaban la gigantesca infraestructura de servidores de internet como nada más que un cúmulo blanco e hinchado, que acepta conexiones y reparte información mientras flota.

Para entender cómo funciona la nube, tienes que olvidarte del disco duro. Cuando almacenas datos o ejecutas programas desde el disco duro, estás usando el almacenamiento local donde todo lo que necesita está físicamente cerca tuyo, de manera que puedes acceder a tus datos rápida y fácilmente. La industria de la informática funcionó durante décadas trabajando desde el disco duro.

El sistema de almacenamiento en la nube no consiste en tener un hardware o servidor dedicado de almacenamiento conectado a la red (NAS).

Almacenar datos en una red doméstica o de oficina es algo distinto a utilizar la nube. Hablamos de nube o cloud computing, cuando accedemos a datos o programas a través de Internet, o al menos, tener esos datos sincronizados con otra información a través de la Web.

La nube representa una alternativa mucho más económica y práctica. Este modelo de almacenamiento de datos se basa en redes de computadoras a las que se puede acceder desde cualquier dispositivo con conexión a internet, sin necesidad de un soporte físico. Dropbox, iCloud, Google Drive, Amazon Web Services, OneDrive, son algunos ejemplos de almacenamiento digital.

La nube, coexiste con las memorias USB y los discos duros portátiles y ninguno de los tres parece que dejará de existir, ya que la nube aún presenta riesgos para la seguridad de los usuarios y en gran medida depende de conexión a internet, en cambio los dispositivos físicos tienen una gran ventaja ya que se pueden encriptar para mayor seguridad y no requieren conexión a internet para bajar la información.

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