'Twelve Minutes' es el juego de Hitchcock que siempre quisiste jugar, solo que no puedes confiarte y está lleno de mentiras.
El nuevo thriller interactivo concebido por Luis Antonio, un veterano de Rockstar Games y Ubisoft, y publicado por Annapurna Interactive esconde muchos secretos ya disponible en Xbox y en Steam. Es una inmersión oscura, a veces tortuosa y, sin embargo, extrañamente convincente en la madriguera de las mentiras: tanto las que manejamos contra los demás como las que nos decimos a nosotros mismos.
La peculiaridad de este juego está en el título “Twelve Minutes” es una referencia al ciclo de tiempo central del juego. La trama, en el que un esposo entra a su apartamento después del trabajo y se desarrollan una serie de eventos ineludibles. La esposa siempre está ahí, esperando para compartir un postre especial y una feliz noticia.
Nadie en esta breve historia centrada en los personajes llega a tener un nombre, pero todos vienen con identidades profundamente estratificadas. Como jugadores, es nuestro trabajo tirar de las esquinas de esas identidades desenterrando fragmentos de información y luego usar ese conocimiento para profundizar en el misterio central de por qué la feliz velada de una pareja feliz sería interrumpida violentamente por un policía asesino y su obsesión con un reloj de bolsillo.
Ese policía siempre aparecerá unos cinco minutos más tarde, destrozando lo que debería haber sido una velada idílica.
El ciclo siempre se reinicia al final, pero la idea es que ingrese a cada uno armado con nueva información que puede usar para descubrir aún más detalles. "Doce minutos" no es de fiar.
Las conversaciones con tu esposa y el policía desentierran historias familiares y secretos ocultos. El desorden y la acumulación de una vida vivida esparcida por todo el apartamento abre el camino a las pistas.
Es un tipo de diversión que invita a la reflexión y al suspenso.
El suelo de losetas fuera del departamento, que se ve claramente la primera vez que se inicia el juego, es un homenaje intencional obvio a la alfombra del hotel Overlook en The Shining de Stanley Kubrick. El entorno de un solo departamento evoca recuerdos de La cuerda de Alfred Hitchcock, y la perspectiva aérea fija es similar a la de Hitchcock.
Este es un thriller estudiado a los pies de maestros. Cuando Twelve Minutes nos saluda por primera vez con un brillante asentimiento, está pronosticando el oscuro viaje que nos espera. La vista de pájaro que persiste en todo momento crea una sensación de distancia entre el jugador y la escena, que sirve como un recordatorio constante de que el control que podemos pensar que tenemos es una ilusión.
Nunca se nos permite acercarnos a los personajes porque esta es su historia. No hay identificación con el protagonista, y ni siquiera hay un protagonista en absoluto, en realidad. Nuestra comprensión de lo que está sucediendo en un momento dado depende casi por completo de las interpretaciones de voz de James McAvoy y Daisy Ridley, como esposo y esposa, respectivamente, y también de Willem Dafoe, quien trae su grave amenaza al policía.
Twelve Minutes es un juego poco confiable. Está impulsado por mentiras, temáticamente y literalmente. Se te ofrece la ilusión de control a cambio de una historia inesperada que se retuerce y da vueltas de formas que nunca verás venir. A medida que pasan los minutos en cada nuevo bucle y se acerca la inevitabilidad de su espantoso final, todo lo que te queda por hacer es cortar las mentiras una y otra vez hasta que la sucia y horrible verdad quede finalmente expuesta, lo quieras ver o no.
¿Te atreves a jugarlo?