Las mantas pesadas ayudan a conciliar el sueño de manera natural y sirven para aliviar el estrés del día a día.
Las mantas pesadas ayudan a conciliar el sueño de manera natural y sirven para aliviar el estrés del día a día. Si eres de las personas que tiene dificultad para hacer a un lado los pensamientos negativos, ansiedad, estrés y preocupaciones, sabes que traducido a horas de sueño es igual a dormir poco y mal.
Puede que ya sepas de qué producto se trata o que nunca hayas escuchado de ellas a pesar de ser algo que lleva en el mercado más de 15 años. Quizás sea porque en el origen se usaban como tratamiento en trastornos como el obsesivo compulsivo, el autismo o el déficit de atención.
Según el director del Centro de Ciencias del Sueño de la Universidad de Berkeley, en California, "a los 50 años solo tienes el 50% del sueño profundo que disfrutabas cuando eras adolescente". Así, el insomnio afecta casi al 50% de la población mundial. La falta de energía es una consecuencia inmediata, al igual que la irritabilidad, la depresión, el deterioro de la memoria o de la respuesta motora, un malestar general, cambios de humor y disminución de la capacidad en la toma de decisiones. Pero hay otros males que pueden aparecer cuando este mal es crónico, como la obesidad y enfermedades cardiovasculares.
Lo primero que debes saber es que insomnio no es sólo no conseguir dormir en toda la noche, también lo sufren las personas que tienen dificultad para quedarse o mantenerse dormidas. Así, notarás sus consecuencias si eres de los que se despierta con frecuencia durante la noche o demasiado pronto por la mañana a pesar de sentirte cansado.
Además de todas las rutinas y factores que conviene tener en cuenta para mejorar el sueño como alimentarse bien, evitar café y alcohol en la noche, no hacer ejercicio antes de dormir y practicar mindfulness y relajación. Hay ciertos remedios alternativos, como el uso de mantas pesadas.
Se trata de mantas de muy alta densidad y gramaje que sirven para niños o adultos y para cualquier estación. Las hay de cinco, siete y nueve kilos. Para elegirla y que funcione es clave que el peso de la manta ronde el 10% de la masa corporal.
Aunque pueda parecer algo angustioso o algo extraño eso de echarse encima 7 kilos de peso o más, a medida que pasan los minutos y el cuerpo se va acostumbrando, también llega la relajación.
La explicación es que hay una conexión entre el sentido del tacto y el estado de excitación o calma en nuestro cerebro. Un masaje con una presión moderada ayuda a tratar la ansiedad y el estrés actuando sobre el nervio vago, el principal nervio del sistema parasimpático y el encargado de relajarnos.
Así, podríamos decir que el efecto es similar al que ejerce una persona que te abraza para calmarte. Y es que, los abrazos y los apapachos han demostrado ser una forma efectiva para reducir los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y subir los de oxitocina. Y por eso también están muy de moda las almohadas para abrazar, por ejemplo.
Aunque no se consiga alargar considerablemente las horas de sueño tras unos días de uso, funciona como relajante muscular, por lo que ayuda a conciliar el sueño y a no dar tantas vueltas en la cama de madrugada, ya que ejerce una presión claramente reconfortante. Beneficios que consiguen el 88% de las personas que empiezan a convivir con una de estas mantas. Además, según la Universidad de Massachusetts, el 76% incrementa su sensación de comodidad y el 63% reduce los niveles de ansiedad.
Se recomienda ajustarlas bien en la cama, ya que si no corre el peligro de ceder por un lado y puede acabar en el suelo debido a su peso.
Las mantas pesadas resultan muy prácticas para una noche de Netflix en el sofá. Aunque hacen su función como manta, lo cierto es que se pueden usar durante todo el año, porque son muy transpirables y no dan calor. De hecho, estos días de invierno lo ideal es colocarla encima del edredón o cobija.