La IA no sustituye la creatividad humana; la amplifica. Es una herramienta que abre nuevas posibilidades, permite superar barreras y conecta de formas más profundas con las audiencias.
La inteligencia artificial (IA) está revolucionando la industria creativa, convirtiéndose en un aliado esencial para artistas, diseñadores, músicos y creadores en general. Desde sus inicios en los años 50 con los experimentos de Alan Turing y los primeros programas de simulación, hasta la creación de sistemas como Deep Blue o ChatGPT, la IA ha demostrado su capacidad para influir en la forma en que trabajamos y concebimos el mundo creativo.
Como parte de sus conversatorios mensuales, el colectivo Converse ALL STARS tuvo como invitado a Mauro Decker, quien es experto en inteligencia artificial, compartiendo las herramientas que un creativo puede utilizar como herramienta.
La IA generativa es capaz de crear contenido como imágenes, música y texto; se ha convertido en un copiloto de trabajo. Aunque no es "inteligente" en el sentido humano, esta tecnología responde a comandos (prompts) específicos para generar resultados impresionantes en diferentes formatos. Estas herramientas funcionan procesando enormes cantidades de datos y patrones previos para ofrecer soluciones adaptadas a las necesidades del usuario; para ello, es importante definir un rol específico para la IA, establecer tareas claras y delimitadas, proporcionar un contexto relevante y elegir un formato adecuado para el resultado deseado.
Con herramientas como ChatGPT y MidJourney para texto e imágenes, y software de audio como Suno o Beatoven, los creativos pueden optimizar tiempos y experimentar con proyectos que antes parecían inalcanzables.
“La IA no sustituye la creatividad humana; la amplifica. Es una herramienta que abre nuevas posibilidades, permite superar barreras y conecta de formas más profundas con las audiencias. “Desde la creación de piezas únicas hasta la sostenibilidad en procesos de diseño, la IA está aquí para enriquecer la creatividad”, expresó Mauricio Decker, director de Tres Barbas.
En la industria creativa, la AI se puede utilizar en áreas como música, diseño, moda, producción visual, música y más. En el área de composición y producción, existen herramientas como AIVA o Amper Music que crean melodías originales basadas en estilos definidos, mientras que programas como iZotope mejoran automáticamente la mezcla y masterización.
En cuanto a la parte visual, la generación de imágenes tiene como herramientas a plataformas como DALL-E, la cual crea obras visuales a partir de descripciones textuales, abriendo nuevas posibilidades para artistas y diseñadores y no solo eso, la IA también puede restaurar obras de arte antiguas y colorear fotografías históricas.
En el diseño gráfico y de producto, existen herramientas como Canva que nos permiten diseñar contenido visual en minutos, ajustándose a las tendencias actuales. En el mundo de la moda podemos predecir tendencias con base a los algoritmos que analizan datos para identificar lo que será popular. Existen softwares como CLO 3D que permiten a los diseñadores crear prendas virtuales, minimizando costos de prototipado.
“La inteligencia artificial en la industria creativa no solo acelera procesos, sino que democratiza el acceso a herramientas innovadoras y abre un campo infinito para la experimentación. “Hoy, cualquier persona puede transformar ideas audaces en realidades, independientemente de su experiencia previa”,puntualizó Decker.
La integración de la inteligencia artificial en la industria creativa presenta retos importantes. Uno de ellos es la autenticidad, ya que se generan debates sobre la autoría y el valor del trabajo humano frente al generado por algoritmos. Además, los sesgos algorítmicos son una preocupación, ya que la calidad de los resultados depende directamente de los datos utilizados para entrenar a la IA. Por último, surge la necesidad de replantear el rol del creador humano y su conexión con el proceso creativo, cuestionando cómo se define la creatividad en la era de la tecnología avanzada.
La clave está en aprender a usarla como un aliado, explorando sus capacidades y limitaciones, y recordando siempre que, al final, la chispa de la creatividad sigue siendo humana.